miércoles, 13 de junio de 2012

Cuando la nostalgia se encuentra en mi camino...

La nostalgia es un sentimiento triste. Triste? 

Me encanta cuando la nostalgia se cruza en mi camino, si, a veces las lágrimas son parte de la nostalgia, pero no necesariamente es triste. 

A mis 17 años solía caminar por las calles de Santiago tratando de encontrar lo que me conectaba con Chile, pues a mi regreso sentí que todo lo que esperaba sucedería, nunca pasó, tener parientes unidos y sentirme conectada con la juventud de mi edad, era todo lo contrario, los parientes no siempre fueron acogedores y me cargaba el drama cualquiera fuese, la juventud me veía como un bicho raro o quizás yo los veía así.

Deambulé en mi tiempo libre por estas calles reconociendo áreas, aromas y detalles, por momentos me detenía a mirar a los artistas callejeros, a los cantantes, vendedores ambulantes y conversaba con el señor del mote con huesillos que se ubicaba en la esquina de Compañía con Ahumada, entraba a la Catedral y me sentaba a lo menos por una hora a contemplar la hermosa arquitectura, eso quería estudiar yo...o me iba al teatro Municipal y entraba con la excusa de que buscaba a mi padre, él trabajaba ahí, cosa que no siempre era así, muchas veces mi padre nunca se enteró que por aquellos lados anduve.

Me encanta el centro de Santiago, su bulla y su gente. Es como si todo aquello formara parte de mi vida.

Después de mucho tiempo he vuelto a caminar por Santiago, pero por un Santiago que no conocía y que estaba muy cerca de dónde solía caminar, sus casas llenas de historia, locales con mística, calles con huellas, incluso mis huellas, pues corrí en dos oportunidades por ellas, pero sin mirarlas ni sentirlas, solo ellas me sentían a mi y ahora que las paseo, lo recuerdo y lo relaciono no solo con el recuerdo más reciente sino con aquellos que apenas están visibles en mi cerebro, cuyos aromas y ruidos van despertando. Callo y observo, no falta el curadito que se acerca a pedirte una ayudita, y me pregunto por qué no saber más de él?

Me apena haber dejado de caminar tanto tiempo por mi Santiago, tenga los defectos que tenga, me encanta, y quizás eso tiene la nostalgia para mi, que me recuerda que me encariño con lo sencillo, con lo frágil y potente, como cuando veo a un pordiosero, es ánimo, es sentir que se está vivo.

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