viernes, 15 de junio de 2012

La Iglesia de Chacabuco...

Tallado en madera Antofagasta 1974- Bernardino Jara Z.










De niña vi este retablo colgado en las paredes de mi casa, me impresionaba saber que había sido tallado por mi abuelo mientras estaba preso en el campo de concentración de Chacabuco, cuya materia prima eran las puertas de pino oregón de aquel lugar. 
Desde aquel entonces está mi inquitud por saber dónde quedaba y cómo sería... 
El retablo me genera profunda paz, siento recogimiento y dedicación, siento cariño, puedo pasar horas observándolo, y así lo he hecho hasta el día de hoy y lo seguiré haciendo porque se encuentra colgado en la pared del living de mi casa, es mi portada. 
Quién llega por primera vez a mi casa lo ve, lo admira y comenta cosas positivas de él, por lo que no hay angustias en ese cuadro, y pocas son las personas que identifican el lugar, generalmente son aquellas que han pasado por ahí...
Esta es la Iglesia de Chacabuco, lo que queda de ella...
Llegué a este lugar en busca de un sueño, conocer los últimos lugares que pisara mi abuelo, aquí él vivió no sus mejores años pero quizás si los más intensos.
Se siente la gran mística del lugar, como salitrera y como campo de concentración, la soledad inunda y captura, el clima no deja de tener su gran aporte en esta introspección.
El viento silva melodías entre tanto silencio y soledad, sonaba al violín de mi abuelo.
Después de mirar tanta destrucción y de que aquel lugar no habla por si solo de lo que pasó, puedo imaginar que este tallado no es más que una obra de escape, de reencuentro con los valores y principios que él llevaba en su cuerpo, que la dictadura y la violencia no fueron capaces de robar ni borrar, que a pesar de tanta tortura y dolor, esta gente como mi abuelito Nino, fueron capaces de expresar lo mejor de ellos y legar a su familia este recuerdo.



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